lunes, 20 de mayo de 2013

Carta de los familiares de Antonio Gabarron, recientemente fallecido que nos remite la familia



3 comentarios:

  1. No hay comentarios cuando, como comprometí cuando alguien me dió las gracias por esa carta y ahora cumplo, deseo hacerlo.

    Las gracias que se me dieron por una carta en la que mi familia y yo contamos simplemente la verdad de los hechos que hemos vivido directa y plenamente, son absolutamente inmerecidas porque el escribirla y mandarla no es un hecho social ni protocolario ni un mero deseo de cumplir.

    Nuestra carta, como este comentario agradece lo que es de agradecer, desde el profundo conocimiento que implica el compartir los últimos años de vida de una persona. Nunca aparcamos a mi padre ni siquiera por unas horas en el Centro de Día y nunca sentimos que quienes trabajan en el Centro de Dia lo aparcasen en nuestra casa por unas horas. No, la realidad es otra, es la de la continuidad, la de la preocupación constante de unos y de otros, y la de realmente compartir un problema cuya dimensión solo es comprensible por quienes están cerca de un enfermo con Alzheimer en la familia o en el entorno.

    Es una enfermedad dificil la que hace que el enfermo no te conozca porque no puede y el sano tampoco pueda conocer al enfermo porque deja de ser quien era, quien conoció y con quien compartió parte de la vida. Es una enfermedad -aunque todas lo son- especialmente compleja porque obliga de la mano de la más absoluta desesperanza a asirse a una realidad desconocida, porque es agotadora y porque, no nos engañemos, el empeño de hacer feliz en comunidad con el día a día y sus problemas a una persona cuya situación te hace infeliz, temeroso, falto de solución y esperanza, es un proceso de extrema complejidad y causante de gran impotencia.


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  2. CONTINUACION DEL COMENTARIO ANTERIOR:

    A mi padre se le quería en casa pero honradamente no sabría decir si más, menos o igual que en el Centro de Dia. Yo nunca noté la diferencia y cuando lo hice fue al ver la sonrisa de mi padre porque le agradaba marcharse de casa para ir al Centro, como le alegraba volver del Centro y reconocer su casa y a su mujer -mi madre- única persona a la que hasta el final de sus días en este mundo fue capaz de reconocer.

    Decir la verdad no es honor sino justicia. Y la justicia es un Derecho, no algo que graciosamente se conceda y que deba ser por tanto agradecida. Se escribió, se mando y se consintió que se publicase nuestra verdad, de la que antes del dolor de la desaparición de mi padre nos sentíamos reconocidos, como cuando desapareció y como lo estamos después de que lo hiciese. Y eso, por ser verdad, es justo y no merece agradecimiento porque se exprese simple y llanamente tal como es.

    Se agradece de igual modo y con la misma verdad a quienes hicieron posible que todo esto sucediese y también, porque también es verdad, se les critica que dejaran de hacerlo en la parte en que lo hicieron. Y si justa es una actitud igual de justa es la otra. Hablo de quienes desde la política y se lo agradecemos hicieron lo posible por poner en marcha el Centro y de quienes, desde la política tuvieron que recular en parte. No puedo decir que en eso haya mala fe, solo que comprendemos que compartiremos la idea probablemente aunque no las prioridades. Ahora no lo necesitamos en mi familia pero sigo penando que compartiremos el fondo y sigo discrepando en el establecimiento de las prioridades.

    Y por último decir que fuera del mundo de la política también recordaremos -por lo negativo- a unas pocas personas. Igual hay más tendencia a perdonar en otros miembros de mi familia, pero yo soy más amante de la justicia, que no del justicierimo, que de la ofensa o el perdón. Y se que costará esfuerzo pero con igual firmeza se que recibirán el premio a sus hechos, precisamente de la mano de la justicia.

    No terminaré siendo negativo, sino acordándome de lo gozoso que se veía a mi padre, incluso pocas semanas antes de su muerte, cuando realmente ya ni siquiera podía volver al centro, con el hecho de que se le esperanzase por unos segundos en un cerebro vacío de la capacidad del recuerdo, diciéndole... "Mañana vas a ir a ese sitio..." que así identificaba él al Centro de Dia. Y esos pequeños instantes de gozo, como otros que antes fueron más largos y se fueron acortando lenta pero inexorablemente, son los que tienen la "culpa" de esa carta, justa y merecida y de este comentario que también intenta serlo.

    Puedo acordarme de cada cara, de cada gesto, de cada momento de risa y de llanto, de alegría y disgusto, también de polémicas y alguna pequeña discusión... Tal vez, si no lo están ya, estas últimas se olvidarán, pero las primera no.

    Y no puedo terminar, para que lo sepan todas las personas que esto lean, también por justicia, que no agradecemos el que a mi padre se le diese un trato especial en el Centro, ni diferenciado respecto de cualquiera otra persona. Reconocemos que se le dió el mismo trato que a los demás y precisamente ahí está la grandeza del trabajo de quienes atendieron a

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  3. ULTIMA PARTE:

    mi padre y a la vez a otras muchas personas, hombres y mujeres, que, como mi padre, un día descargaron de su espalda el saco de sus propias vivencias.

    Yo soy yo y mis circunstancias, dijo José Ortega y Gasset y yo, si viviese, le preguntaría ¿Y qué es usted, don José cuando el Alzheimer le obliga a descargarse de sus circunstancias del pasado y del presente?

    No era facil poner en aprietos a don José como tampoco es facil intentar corregirle diciendo algo como "Yo soy todos y todos somos yo". De ahí la triste gravedad del Alzheimer que aisla a un ser social del resto encerrándole en su solo yo.

    Gracias, además de corazón.

    Matías Gabarrón Gómez a un trabajo honrado, dedicado, hecho con amor, respeto e incalculable vocación por personas que merecen el más profundo reconocimiento de la sociedad. Gracias trabajadores del Centro de Dia.

    (Lamento no haber tenido suficiente espacio en una sola publicación, pero hay momentos en la vida en que lo que se ha de decir debe ser dicho en su integridad).

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